El
desayuno no estaba incluido en el precio de la habitación, pero tenía un precio
razonable (5’95 € por persona), era un pequeño buffet, con tostadas, bollería
diversa, zumos y cafés, un buffet que sin ser abundante, para nosotros está
bien. Podríamos haber desayunado en la calle más barato, pero preferimos salir
del hotel ya desayunados.
El día
había amanecido según las previsiones de días anteriores, algo lluvioso.
Comenzamos
la ruta, por la Rúa Santa Catarina, visitando la CAPELA
DAS ALMAS, en esta iglesia lo más destacable es su fachada que es toda de
azulejos. Horario: 7’30 a 19. Gratuita.
Luego
pasamos por el Mercado de Bolhão, que se encuentra cerca de esta iglesia, continuando
por Rúa Fernández Tomás, pero nos lo encontramos cerrado, cosa que nos extrañó;
más tarde nos enteramos que era día festivo.
Camino
a nuestro siguiente destino nos pillaba la IGREJA
DOS CONGREGADOS, otra iglesia con una bonita fachada de azulejos, que está
justo en la misma plaza donde se encuentra la estación de trenes São Bento.
Tocaba
visitar la SÉ (catedral), este
edificio originariamente era de estructura románica, pero actualmente la mayor
parte de él es barroco. Horario: 9 a 12’30 y 14’30 a 18. Gratuita.
Lo más
destacable de la Sé es su claustro,
muy diferente a los habituales ya que está decorado con azulejos, es pequeño
pero bonito. Horario: 9 a 12’15 y 14’30 a 17’30. Precio: 3 €.
En Terreiro
da Sé, lo que es la plaza de la catedral, tenemos uno de los mejores miradores
de la ciudad, desde el que tenemos magnificas vistas de la ciudad.
Luego
callejeamos un rato, bajando y bajando, hasta llegar al PALACIO DA BOLSA, fuimos directamente a preguntar cuando era la próxima
visita en español, y nos dijeron que en unos 15 minutos comenzaba, así que
esperamos por allí curioseando por la tienda. La visita fue a las 12 y duró
alrededor de 30 minutos, y fue en dos idiomas, español y creo que francés. Su sala
más interesante es la Sala Árabe, que está decorada en estucos y dorados. No
dejan hacer fotos, estas las pudimos hacer antes de la visita cuando fuimos al baño. Horario: 9 a 12’30 y 14 a 17’30. Entrada 7 €.
Justo
al lado está la IGREJA DE SAN FRANCISCO,
esta sí es de pago; en la entrada va incluida también la visita a unas
catacumbas, pero simplemente es una habitación que ni siquiera está en un
sótano; el interior de la iglesia llama bastante la atención ya que está
recubierta de polvo de oro. Horario: 9 a 18. Precio: 3 €.
Después
bajando un poco más llegamos a CAIS
RIBEIRA, este muelle actualmente es una zona típica para tomar algo o comer.
Llevábamos
toda la mañana igual, no diluviaba pero tampoco dejaba de llover, lo bueno es
que podíamos visitar los lugares, pero a aquellas horas ya estábamos un poco
hartos del paraguas.
Paseamos
un rato buscando un restaurante para comer, al final elegimos uno normalito,
llamado “TEOPHILUS”, una ensalada para compartir, y luego filete de pollo con
salsa de vino de oporto y unas “tripas”, uno de sus platos típicos que viene a
ser como unos callos; la comida con un par de cervezas, nos salió por 30 €. No
estuvo mal, pero tampoco es un sitio para recomendar.
Después
de comer como la tarde seguía igual, pensamos que era el momento de visitar alguna
bodega, y no buscamos mucho, fuimos a la primera que encontramos BODEGAS CALEM. Preguntamos a que hora
había visita en español, y no había que esperar más que 10 minutos, así que cogimos
la visita de las 15’30, la visita duró es media hora y su precio 4’50 €. Horario: 10 a 18. Parece
ser que hay bodegas con visita gratuita, pero no teníamos ganas de buscar.
Te
enseñan la historia en unos paneles, y luego pasas a una bodega donde hay unos
barriles, allí te explican alguna cosilla más, y fin de la visita. Al finalizar
tienes una cata de dos vinos de oporto; no compramos nada en la tienda porque
allí solo habían botellas grandes y la mayoría muy caras.
La
verdad es que la visita sabe a poco, y más después de la visita del año pasado
a unas bodegas en Jerez, aunque también costó bastante más.
Luego
cruzamos el puente de vuelta hacia la parte de Oporto, y subimos con el Funicular
dos Guindais, en la Tarjeta Andante no llevábamos ningún billete cargado, así
que hubo que comprar uno allí mismo en la ventanilla (1’80 €).
Al
llegar arriba, allí mismo en Batalha, está la parada del tranvía 22 que hace la
ruta Batalha-Carmo, a los pocos minutos llegó y nos subimos. El día a esas
horas estaba lluvioso, así que pasar un rato en el tranvía era un buen plan,
para turistear y descansar un ratillo; el billete se compra directamente al
conductor (2’50 €).
La
ruta en el tranvía, es prácticamente circular (vuelve a la parada de Batalha),
y duraría poco más de 20 minutos. Como seguía lloviendo y estábamos un poco
hartos, decidimos ir un rato al hotel a descansar, eso de tener internet ayuda
a pasar el rato, ya que estuvimos viendo cosas para perfilar la ruta del día
siguiente.
Luego
ya salimos a cenar, elegimos uno que nos pillaba muy cerquita, que habíamos
encontrado en el Google Maps, e investigando vimos que tenía buenas críticas, “CAFÉ SANTIAGO”, es un algo tirando a
pequeño con mucha gente local, pero son muy rápidos en tomar nota y servir. En
la ciudad de Oporto son típicas las “francesinhas” y de las de este local se
hablaba muy bien.
La
“francesinha” es sándwich relleno de diversos embutidos como jamón cocido,
chorizo, un filete de lomo, que por si no tienes bastante, lo recubren por completo
con lonchas de queso y va regado con una salsa algo picante (parece ser que es
tomate y cerveza). Es contundente, pero quizá no sea tanto como parece a
priori. Nos pedimos una sencilla, y una con huevo frito y patatas. Con las
cervezas costó 20 €.
Tras
la cena había que bajar un poco toda la comida, así que dimos un paseo.
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