Al aeropuerto
en condiciones de tráfico normales, tenemos escasos 20 minutos. En este viaje,
en vez del taxi optamos por los aparcamientos estos que recogen el coche en el
aeropuerto, ya que nos compensaba.
Elegimos
el Aparcamiento Lavacolla, ya que un
conocido lo ha usado varias veces, y como este viaje eran pocos días nos salía
a cuenta usar este sistema en vez del taxi. Cuando nos quedaban 10 minutos para
llegar, les llamamos, y a nuestra llegada a la zona de salidas llegaban ellos
también para recoger nuestro coche, bajamos las maletas, confirmamos los datos
y ya está, ellos se llevan el coche y a la vuelta te lo traen; el parking por 4
días nos costó 29 €.
Así
que poco más de las 12 ya habíamos facturado la maleta, ya que como era de
esperar no había nadie facturando maletas. Decidimos comer en el aeropuerto
algo rápido, ya que si esperábamos comer en Oporto se nos haría tarde; elegimos
el Burger King, ya que nos pillaba al lado de la puerta de embarque.
Como
siempre con Ryanair las colas comienzan pronto, pero tampoco hay que volverse
loco, cuando ya había bastante gente en la cola, fuimos al baño y ya nos
pusimos en fila, y aun tardamos un ratillo en comenzar a embarcar. El control
que hicieron del equipaje esta vez fue solo de bulto, es decir, había que meter
la maleta en el hueco, pero no las pesaban como el año pasado; nos sorprendió
que el control no lo hiciera personal de Ryanair, quizá por eso no eran tan
estrictos.
Y a
las 14’00 como estaba previsto salió el vuelo, que fue muy tranquilo,
aprovechamos para echar alguna cabezadita, y hacer algún pasatiempo. Unos
minutos antes de su hora prevista que eran las 14’30 (hora local), llegamos a
Oporto. Al llegar a recoger la maleta ya estaba dando vueltas. Lo primero que
hicimos en la zona de llegadas fue pasar por la Oficina de Turismo a recoger un
mapa (muy bueno por cierto), y aprovechando que allí vendían la Tarjeta Andante
y la recargaban, compramos un billete de Z4 (1’80 €) para ir al centro. En casa
habíamos visto los horarios, así que tampoco había prisa, nos sobraba tiempo;
salen cada 30 minutos normalmente. La estación del Aeropuerto está cubierta,
pero al exterior, ya que este metro la mayoría de su recorrido lo hace por
fuera a nivel de calle, solo en el centro es cuando va bajo tierra.
El día
estaba muy nublado y caía algún chaparrón intermitentemente. Nos bajamos en la
estación de Bolhão (desde el aeropuerto sin transbordos), que está situada en
Rúa Santa Catarina, una calle peatonal y de compras, sin casi pendiente (algo
muy importante cuando vas cargado con las maletas); y en menos de 10 minutos
llegamos al hotel.
El
hotel elegido fue el B&B PORTO CENTRO,
que era un antiguo cine; lo elegimos porque desde el primer momento que
buscamos hoteles nos gustó este por varios motivos. Era bastante económico, con
un diseño sencillo; además está bastante céntrico, bien comunicado en metro
(llegas directamente desde el aeropuerto), y también está cerca de la estación
de tren. Pensamos que fue en gran acierto.
Hicimos
el check-in, dejamos las maletas y en un
instante ya estábamos en la calle. Nada más salir a la calle nos tropezamos con
su típico tranvía.
Nuestro
primer destino fue la AVENIDA DOS
ALIADOS, primero pasamos a ver el McDonalds que es bastante curioso, en
estilo Art Nouveau.
Luego
subimos un poco más hacia arriba, donde está PAÇOS DO CONCELHO (Ayuntamiento), donde nos hicimos las primeras
fotos del viaje.
Como
no llovía, allí mismo cogimos el metro en la parada Aliados, para llegar a
Jardim do Morro (recargamos la tarjeta con un billete de la Z2), eran solo 2
paradas, pero como no teníamos muy clara la distancia fuimos en metro. La vedad
es que es una distancia que se puede hacer perfectamente a pie, pero también es
curioso cruzar el PONTE LUIS I por
la parte de arriba con el metro. Este puente fue construido por un discípulo de
Eiffel en 1886, y su arco todavía es el más grande del mundo en hierro forjado. Desde
esta zona, donde está el JARDIM DO MORRO,
y la llegada del teleférico, se obtiene una de las mejores vistas de la ciudad.
Luego cruzamos el puente andando.
Pasamos
por la ESTAÇÃO DE S. BENTO, a esta
estación hay que ir para observar su hall donde hay más de 20.000 azulejos, que
retratan la historia de Portugal; muy bonitos. La estación es pequeñita, tiene
creo recordar que 6 vías. Aquí vimos que estos días había huelga en el
transporte ferroviario, así que los apuntamos para organizarnos sí nos íbamos
de excursión a Guimarães.
Luego
ya apetecía una cervecita y cono no sabíamos dónde ir, acabamos en el C.C. Vía
Catarina, que se encuentra en la calle del mismo nombre. En la última planta
están los locales de restauración, la verdad es que la zona está hecha con
bastante gusto, ya que es como si fuera un pueblecillo.
La
verdad es que nuestra costumbre de la cervecita al final de la jornada
turística, en este país es algo complicada, uno porque por lo visto no tienen
nuestra costumbre de ir de cañas, y otra porque su horario de cena es bastante
pronto, cuando nosotros estamos pensando en la cerveza, ya suelen tener las
mesas preparadas para cenar; esto ya nos pasó hace años en Lisboa.
Tras
la cervecita de rigor, decidimos cenar, y al final nos decantamos por PIZZA
HUT, y es que los italianos nos gustan mucho; un par de pizzas y un par de
cervezas, 21 €.
Luego
paseíto y al hotel a dormir.
Precioso el puente y las vistas y la estación con esos azulejos tan bonitps me encanta. Nosotros también somos de cerveza al acabar, que bien sientan! anoto el bar para no buscar demasiado cuando vayamos. Un saludito!
ResponderEliminarLas vistas desde la otra parte del puente son muy bonitas. Que buena costumbre es esa de comentar el final del día con una cerveza en la mano y ultimando los planes para el día siguiente. Besos.
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